A través de una amiga común, Violeta le hizo llegar una caja embalada. Ya se imaginó la cara de él al abrirla y no encontrar sus objetos personales, aquellos que él, indirectamente, por medio de terceras personas, le había pedido. Visualizó cómo él se percataría de que aquellos objetos personales no estaban (Violeta los había vendido, era parte de su venganza) y, en cambio, estarían todos los libros que él le había regalado, que eran muchos. Casi creyó oír el gemido de él al abrir la caja y encontrarse todos sus libros devueltos, pero no los objetos personales. Sabía que un libro regalado con el corazón que es posteriormente devuelto era una puñalada en ese mismo corazón.
No oyó el gemido desgarrador, pero sí un sonido suave que anunciaba un correo en su celular. Pensó que, pese a su total silencio, él quizá fuese capaz de escribirle y pedirle explicaciones. Ella no lo haría. Con todo, el correo no era de él, en cambio, tenía un remitente extraño: karma@karma.kr.
Violeta no pudo evitar la curiosidad. Lo leyó.
Estimada Violeta:
Supongo que sabes quién soy. Solo quería decirte que tu venganza se ha convertido en una bendición. Verás, los libros que enviaste a quien vos ya sabes, han acabado en las manos de personas que se han alegrado de recibirlos.
Tuyo:
El Karma.
Aquello tenía que ser una broma, una maldita broma, quizá hasta un tipo de venganza de él. Aunque no había visitado su perfil en las redes sociales desde hacía meses, lo visitó. Se creó un perfil falso y vio que el contenido del mensaje era cierto. En uno de los mensajes, él decía:
«Gracias al karma, recuperé mis libros y pude compartirlos con quien realmente quería leerlos».
Aquel comentario enojó profundamente a Violeta. Su venganza se había convertido, efectivamente, en una bendición, en un regalo. Sin pensárselo dos veces, respondió al mensaje del supuesto karma pidiéndole que se explicase.
Apenas unos segundos después, el karma le respondió:
Mi querida niña,
Para que me entiendas cómo funciono, te lo explicaré en términos sintácticos, porque vos trabajas como profe de lengua: la venganza es una oración activa como "Violeta ha jodido a su amigo", que yo, el karma, transformo en pasiva y te sale: "Violeta ha sido jodida", o mejor aún, en ergativa: ·"Violeta se ha jodido".
Tuyo.
El Karma
© Frantz Ferentz, 2017